lunes, 4 de mayo de 2009

¡LOS SUEÑOS DEL MAR!

Los Sueños del Mar


Hoy Ayelen, linda niña,
te voy a contar un cuento.
Es una historia de amor,
entre las luces de alba
y el trino del ruiseñor.

Pues era se, que se era.
una hermosa primavera,
cuando la luz de tus ojos
ilumina un nuevo día.

En un bosque de corales
bajo las aguas tranquilas,
en los mares de “Ilusión”
vivía una sirenita
que soñaba ser princesa.

Y en una lejana tierra
al otro lado del mar
una princesa dormía
en palacio de cristal.

Y en su sueño acontecía,
que nadaba con delfines
y una concha nacarada,
le servía de dosel
a su camita dorada.

Así sucedió que un día,
de tanto, tanto, soñar,
no pudieron despertar,
y se fundieron sus vidas,
en una historia real.
Y este es el cuento mi niña,
que yo te voy a contar.

La princesita, que contaba 11 abriles, era linda y traviesa, tenía dos hermanos mas pequeños, uno de 8 años se llamaba Leo, y su rubio cabello ensortijado lucía tan fuerte como la melena del rey de la selva. Era un niño hermoso, alto para su edad, esbelto e inteligente y siempre dispuesto a ayudar a sus hermanos y a cuidar de ellos, pues era el “hombre de la casa". Mateo, “Matu” para todos, el mas pequeño, aunque solo tenía 5 añitos, era como un torbellino, despierto, inquieto, listo como ninguno.

La Reina Madre, estaba tan ocupada gobernando su Reino, que no podía dedicarles toda la atención que ella hubiera deseado, pero los quería tanto, que su amor les compensaba las carencias que tenían y los niños vivían felices.

Una noche de primavera, cuando los rayos del sol asomaban tímidamente en el horizonte marino (¡Ah! Olvidé contaros, que vivían en un castillo cerca del mar) un ruiseñor cantaba al nuevo día, los tres niños dormían placidamente y soñaban, curiosamente el mismo sueño, un sueño que se repetía noche, tras noche.

En este sueño un extraño ser, mitad fauno, mitad pez, se acercaba a ellos y les decía suavemente al oído:
Jamalaja! ¡Jamalaji! ¡Jalajuya!
¡Lo que soñáis ocurrirá!

Y entonces ¡Oh maravilla! ¡Oh maravilla de las maravillas! Cuando el "mago-fauno" Pierlín (porque se llamaba Pierlín este mago mitad fauno mitad pez) terminó de decir sus palabras mágicas… ¡TUTUUUUUUUUUUUUU! ¡TUTUUUUUUUUUUUUUUUUUU!

Los niños comenzaron a despertarse por el sonido melodioso de una caracola tocada por un curioso calamar de color verde que llevaba una almeja a modo de sombrero. ¡TATAAAAAAAAA!

El calamar, parecía ser un heraldo que anunciaba la llegada de alguien importante.

Al principio pensaron que seguían dormidos y no le dieron demasiada importancia, pero poco a poco, a medida que la caracola sonaba y que a su alrededor pasaban nadando, toda clase de peces, cangrejos, gambas, besugos, anguilas, empezaron a mirarse entre ellos y de repente Matu le dijo a Leo:

- Mira Leo, Ayelen está flotando sobre la cama tiene el pijama mojado y además echa burbujas por la nariz.
- Anda y tu también, Le contestó Leo. ¿Pues no ves que estamos soñando?
- ¿Soñando? Yo estoy despierto. Dijo Matu.
- Mira, mira lo ves, tengo los ojos abiertos.
- Bueno, lo que pasa es que soñamos, que estamos despiertos bajo el mar, yo ya lo había soñado antes. Le contestó Leo.
- Si, yo tambien. Dijo Matu. Pero mira e, e, esto es agua, (mientras movía la mano, intentando echarle agua a su hermano).
- Pues claro boludo, el mar es de agua, no va a ser de chocolate. Aunque ahora que lo pienso, yo en los otros sueños nunca había hablado contigo.
- Te digo que yo estoy despierto. ¡Mira, mira como echo globitos por la boca!
- Si claro despierto…, si estuvieras despierto te estarías ahogando y además debajo del agua no se puede respirar y menos hablar, así que estamos soñando.
- Bueno hacemos una prueba, yo me tiro un pedo y si no huele es que estamos soñando. Dijo Matu soltando una risotada. Ja, Ja, Ja, Ja.
- Vale. Dijo Leo. Aunque yo no me creo que no huelan tus pedos, ¡ni soñando!
¡Puruuuuut Plof! Y de la colita de Matu salieron disparadas un montón de burbujas que fueron a dar a una señora merluza, que en ese momento pasaba por allí.

- ¡Ooooooh! Dijo la señora merluza. Que desvergüenza, que niño tan mal educado, y precisamente hoy que celebramos el cumpleaños de nuestra princesa la hija de Neptuno. ¡Humanos teníais que ser! ¡Que barbaridad!, Que olor tan asqueroso ¡Puaaaag! Vais a contaminar nuestras aguas.
- Pues usted huele a pescado y yo no he dicho nada señora pescada. Le dijo Matu muerto de risa.
- ¡Merluza!, yo soy una merluza de la estirpe mas selecta, nada de “pescada”. ¡Habrase visto!

Y doña merluza se alejo dando dos coletazos.

Leo, empezó a rascarse la cabeza, porque empezaba a verlo todo demasiado real para estar soñando, pero ¿Como iba hablar una merluza si no era un sueño?

En ese momento se despertó Ayelén y dijo:

- ¡Ay vaaa! Si estoy bajo el agua y puedo respirar, o sea que lo que me dijo el mago se va ha cumplir.
- Pero no digas boludeces, ¡estamos soñando! Como vamos a respirar y hablar bajo el agua, le contestó Leo.
- ¡Que noooo! Ayer en el sueño, el mago me dijo que hoy era el cumpleaños de la princesa Sirelia y que estábamos invitados a su fiesta. Y hoy estamos los tres aquí, en Atlantida, el reino de las sirenas que sirven al Dios Neptuno.
- ¿Es que no lo ves? Mira a tu alrededor, si hasta puedo bailar en el agua.

Y entonces Ayelén se puso bailar, saltando sobre las conchas y los corales
y una banda de sardinas que pasaba por allí dijeron:

- Mirad, mirad, que bien baila, debe ser alguien que viene a actuar en la fiesta.

A Leo no le quedó mas remedio que aceptar la realidad, pero aun no se lo creía del todo. Matu que abría unos ojos como platos viendo todos aquellos peces nadando a su alrededor, empezó también a saltar y a intentar agarrar a las sardinas, que se le escapaban entre los dedos, y se reían de el, diciendo:

- No nos pillaras eres muy lento

Y Matu se enfadaba y trataba de agarrarlas, pero solo consiguió caerse sobre lo que el creía que era una roca, pero que resulto ser un cangrejo de mar enorme, que le dio un pellizco en la colita diciendo:

- Mas respeto, cachorro humano, sino, aunque seas invitado de Sirelia…, le dijo mientras abría y cerraba sus pinzas delante de sus narices.
- Entonces Leo, salió en defensa de su hermano, diciéndole al cangrejo a la vez que blandía un largo y puntiagudo trozo de coral a modo de lanza:
- ¡Eh tu! No te atrevas a tocar a mi hermano o te las verás conmigo.
- ¡Bastaaa!, Terció pacificador un viejo mero que había presenciado la escena.
- Tu, cangrejo, no seas tan irascible y vosotros niños, comportaos bien si queréis llegar vivos a la fiesta.
- Disculpad a mis hermanos, es que todavía no se creen que puedan estar aquí y se sienten extraños, os pido perdón en su nombre. Les dijo Aye.
- Esta bien, está bien, contestó el cangrejo, pero debéis ir con mas cuidado.

En ese momento vieron como se acercaba una especie de carroza hecha de conchas marinas, tirada por mas de 50 caballitos de mar. De ella descendió el cochero, un hermoso tritón de cabellos verdes, y piel rojiza que haciendo una reverencia, les dijo a los niños:

- He venido por encargo de la Princesa Sirelia para llevaros a su fiesta, subid a la carroza y pronto llegaremos.
- ¿Habrá chupetinas y tortas de crema en la fiesta? Preguntó Matu.
- Y buñuelos rellenos de dulce de leche e higos escarchados y chocolate con churros y miles de pasteles, masitas, jugo de de naranja, todo lo que podáis imaginar. Les dijo el tritón.
- ¡Ah! Pues vamos pronto..Dijo Matu a sus hermanos, relamiéndose los labios de gusto, vamos antes de que se acabe.

Los tres hermanos subieron a la carroza y esta partió sin mas dilaciones. Los niños asomados a las ventanillas de la carroza, contemplaban el paisaje de coral florido de todas las tonalidades que lanzaba mil destellos y entre el que nadan toda clase de criaturas marinas, algunas de las cuales pese a su belleza, como las medusas azules, que brillaban como antorchas, eran letales, pues su piel urticante exudaba una toxina mortal.

Estrellas marinas, peces globo, tiburones, mantas, anguilas eléctricas, todo el fondo marino estaba repleto de criaturas de gran belleza, que los niños miraban asombrados.

CONTINUARÁ